Yngravity

David Sanchéz

David Sanchéz (Valencia, 1983) forma parte de ese grupo de personas obsesionadas con traducir en sus obras los lenguajes de la creatividad como conexión universal; de cómo la pintura y su gesto (el de la propia pintura y el del propio autor) respiran al unísono en sus piezas y pautan un tiempo, un espacio y una materia común a nosotros: nos destrozan pero nos renuevan, nos rasgan las vestiduras para vestirnos más sabios, más conscientes. Sánchez contiene sus naturalezas metafísicas tras metacrilatos: placas de petri que replican las estructuras básicas de la biología. Son ecosistemas diluidos al máximo hasta una carga simbólica y arcana que apela a nuestra parte inconsciente ―aquella que rescató Sigmund Freud de los siglos oscuros de la razón y que la neurociencia sigue avalando hoy en día― para que entendamos el transcurso de cómo el universo entero puede estar contenido en sus cubos cromáticos. Adquiere así el papel de un científico, un filósofo, un descifrador de códigos. Plasma en sus trabajos la metamorfosis de la materia y sus paralelismos con lo natural. Sus piezas relatan los procesos naturales creciendo, expandiéndose en distintas medidas y formas y manteniendo un código de color estable, conectivo entre las obras y con una honda melodía. Si caminas frente a ellas, atiende a ese mensaje que se susurran entre ellas: te están hablando de la vida que comparten contigo.

Lidón Sancho Ribés Comisaria y crítica de arte

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